Para empezar, tenemos los relojes de cuarzo. En su interior contienen un oscilador de cuarzo de 33KHz, que nos permite disfrutar de una afinación diaria muy precisa de entre -0.5 a +0.7 segundos/día, una cantidad ínfima. Esto es debido a que el cuarzo tiene un comportamiento muy constante y conciso.
El funcionamiento de los relojes de cuarzo está garantizada por una pila, que nos puede dar una autonomía de 2 a 5 años. Actualmente, ya hay marcas (por ejemplo, Tissot) que incorporan un mecanismo que nos avisa cuando la pila se está agotando.
Interior de un reloj automático |
Para terminar, también encontramos los relojes con sistema "Kinetic", marca registrada de Seiko. La diferencia entre este sistema y el mecánico es que la afinación en los relojes con sistema "Kinetic" es superior a la de uno de quarzo. "Kinetik" es uno de los sistemas más populares, pero otras marca han creado su propio mecanismo: Tissot ha desarrollado "Autoquartz", y Festina, "Mecaquaz".