Swarovski es cristal. Esta es una de las definiciones más cortas y precisas que podemos hacer de Swarovski. Aunque las piezas de joyería y relojería de la marca austriaca son muy apreciadas por su brillantez, Swarovski representa mucho más. Con más de 24.000 empleados por todo el mundo, es un conglomerado de empresas que convierte el cristal en un producto de lujo al alcance de muchos.
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Reflejos de Swarovski |
Porqué además de crear joyas y relojes de gran belleza, Swarovski ha sabido deslumbrar al mundo de la moda y de los accesorios. Además, dispone de divisiones relacionadas con el mundo de la óptica, de la arquitectura, instrumentos musicales, de la iluminación, productos para la prevención de accidentes en carretera, etc… Pese a su dimensión, Swarovski sigue siendo una empresa familiar.
La historia de la marca del cisne empezó gracias al empeño de Daniel Swarovski (1862-1956), quien en 1892 patentó una máquina para cortar cristal de forma muy precisa. Establecida en Wattens (en el Tirol austríaco), su primera empresa K.S. & Co. se aprovechó de la hidroelectricidad para producir cristales en masa. La precisión de sus cortes -gracias a la maquinaria que él inventó- lo catapultó hacía el éxito.
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Reflejos de Swarovski |
Poder recortar los cristales a su gusto permitió a
Swarovski crear joyas y relojes prácticamente únicos. Sus
creaciones son, como se puede esperar, brillantes y deslumbran a quien lleve una de sus creaciones.
Además, Swarovski posee el Swarovski Crytal Palace, un museo del mundo del cristal. En él, se recogen multitud de piezas relacionadas con este material y con la historia de la marca. Según algunos estudios, es el segundo museo más visitado de Austria.